29 de mayo de 2010

paracaidismo en Pirineos

saca una pierna, saca la otra, y de repente estoy cayendo, no grito, lleno mis pulmones al máximo, como si mi cerebro necesitara dosis masivas de oxigeno, para procesar la situación.
Mi inconsciente, doblegado finalmente, centra sus esperanzas en la sensación de amarre a mi espalda, el instructor, y al otro lado, el paracaidas, la tabla de salvación, que hace posible que disfrute de este momento, la emoción inunda mis neuronas, lo estoy haciendo, contra todo prognostico, mi sensación no es de caida descontrolada, es de ingravidez, de formar parte del cielo de hoy, caliente, azul y limpio, es maravilloso. A toda velocidad, aunque todavía no lo aprecio, ya que, inundada de sensaciones, no encuentro puntos de referencia claros, se aproxima tierra firme, como pinceladas en un inmenso cuadro se dibujan los campos de trigo de diferentes tonalidades verdes, el rio como una serpiente plateada, las montañas más próximas y las más lejanas cumbres, aun cubiertas de nieve. De repente sin que pueda creer que hayan pasado 45 segundos y dos kilometros de caida, el paracaidas comienza a abrirse, tac, tac, tac, noto 4 o 5 tirones, Juano nos lo ha explicado abajo, es necesario que se abra así, de esta manera nuestra velocidad se va ralentizando poco a poco, el último tirón te empuja hacia arriba, realmente es la fuerza contraria a nuestra inercia de bajada suicida, pero en ese momento solo soy capaz de interpretarlo como empuje hacia arriba, me entran ganas de aullar, como si desde algún lugar recondito de mi ser, escondido bajo capas y capas de evolución y domesticación, se encontrara latente un impulso primigenio incapaz de expresar de otra forma la potente alegria que siento, la sensación de caida libre ha sido vibrante, intensa pero sobre todo visceral, como si solo tocara la parte mas antigua de nuestros cerebros reptilianos, nada de interpretación, solo sensaciones, supervivencia o muerte, el triunfo de la vida, la mia concretamente, es lo que hace el momento tan abrumador e intenso.
¿que tal? me pregunta Juano, guuuuaaaauuu, una pasada, me ha encantado, que pasada!, teoricamente, en este momento nos quedan 5 minutos y 1.500 metros de "placida" bajada, vuelvo, de nuevo, a ser consciente, me indica que puedo quitarme las gafas que han protegido mis ojos durante la caida y me apresuro a ello, quiero verlo todo, sin intermediarios. Mira aquel es tu compañero, Sergio esta más abajo que nosotros, ¿como es posible? yo me habia tirado antes, cuando me dijo que habia que tirarse por partes, yo me pedi primer, ver a alguien tirarse me parece mas duro que hacerlo yo, aun así, ambos habiamos presenciado, a Marta tirarse la primera, y sola, su paracaidas parecia minúsculo en comparación con los nuestros.
Juano me dice ¿los pillamos? a por ellos le contesto de inmediato, empezamos a describir circulos, bajando a mayor velocidad, toma, manejalo tu, si tiro de una de las dos anillas, caemos de ese lado haciendo circulos, lo estoy pasando en grande, pero en realidad no podemos pillarlos, la pista para aterrizar, redonda, es para uno solo, asi que les dejamos a ellos primero.